¿Te haces un lío entre tanto tarro, frasco y spray a la hora de elegir los productos
adecuados para cuidar tu piel? Hoy te lo vamos a dejar todo bien claro, para que le des a tu piel exactamente lo
que necesita, y
sepas en qué orden debes dárselo.
A partir de los 30, la piel
empieza a pedir una serie de cuidados más específicos y más potentes que los que había
necesitado hasta el momento (que se trataban, básicamente, de limpiar
e hidratar). La piel empieza a perder tono,
elasticidad y luminosidad; las primeras
arrugas se hacen un hueco (especialmente en la zona del
contorno de ojos), y el estrés, el cansancio y el
ritmo de vida pasan factura.
Por eso, si estás en
la treintena, tu rutina diaria de cuidado
facial debería centrarse
en prevenir y
corregir los primeros signos de la edad, e incluir, por este
orden: limpieza a fondo, tónico que prepare la piel para el
tratamiento posterior, sérum específico para las necesidades de tu piel
(hidratación, luminosidad, primeras arrugas, manchas), crema
de día con protección solar, y un contorno
de ojos adaptado
a los problemas que tengas (ojeras, bolsas, arrugas).
Por la noche, repite el ritual
sustituyendo la crema de día por una de noche que
tenga propiedades
regeneradoras, reparadoras y nutritivas. Si tu piel necesita un
extra de cuidados, prueba a dormir con una mascarilla
específica: lo notarás al despertarte.
Al menos una vez a la semana aplica
un exfoliante para eliminar las células muertas y
las impurezas de la superficie de la piel, y una mascarilla que se adecue a tus necesidades
(purificante, hidratante, nutritiva, luminosidad…).
Si ya has llegado a los cuarenta,
lo más probable es que tus arrugas estén ya bien instaladas, y que la flacidez, la pérdida
de volumen, las manchas y las líneas de expresión marcadas sean las principales
preocupaciones de tu piel.
La rutina sería la misma que
a los treinta, solo que deberás elegir productos con mayor
concentración de principios activos y que sean, más que preventivos, reparadores.
Elige líneas que ataquen a todos los signos de envejecimiento,
y productos antiedad globales que se centren en recuperar y mantener
la estructura del óvalo facial y combatan el descolgamiento de los tejidos del rostro, además de
las arrugas.
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